El maquillaje de rostro es la parte más importante de nuestra rutina facial. Independientemente de lo que usamos durante la noche o durante el día, su acabado puede deslumbrar u opacar todo lo que se añada a posteriori si no lo hacemos en la forma y manera adecuada.
Para aplicar cualquier tipo de maquillaje, la piel debe estar condicionada previamente, por lo que deberemos haberla limpiado y tratado con nuestros cosméticos habituales en función del tipo de piel. Dentro de la rutina de maquillaje de rostro, existen productos que podrían considerarse fijos y otros ocasionales en función de las necesidades de cada momento.
Base de Maquillaje
La base de maquillaje es el producto imprescindible para una buena rutina facial, dependiendo de la textura podemos aplicarla con brochas o con esponjitas flexibles tipo beauty blender para una mejor cobertura. El primero no es un elemento indispensable y se utiliza para preparar la piel en el siguiente paso, es decir, se usa antes de la base, pero no es aconsejable usarlo de forma continuada, pues el exceso de productos satura la piel y puede obstruir los poros causando impurezas.
El Corrector
El corrector puede usarse antes o después según el tono del producto, hay quienes prefieren usarlo antes y después para corregir imperfecciones muy visibles, mientras que hay quienes lo usan después de la base para una cobertura más ligera y natural, el resultado variará dependiendo de la consistencia de cada producto.
Dependiendo de la cobertura de la base hay quienes prefieren usar polvo y quienes prefieren no hacerlo, si la base ofrece buena cobertura y acabado mate, no existe una necesidad real de usar polvos, pues el objetivo de éstos es precisamente matificar la piel y eliminar el exceso de brillos.
Contornos y Coloretes
El contorno y el colorete o rubor, concluirían esta rutina de maquillaje facial, siendo preferible aplicar el contorno mediante una brocha angular que defina mejor las formas y el colorete con una brocha de punta o redondeada con movimientos ascendentes.